El miedo al fracaso tiene relación con la baja autoestima y con la excesiva auto-exigencia de muchos superdotados. En terapia a menudo me encuentro con muchos casos de superdotados que abandonan antes de intentarlo por miedo al fracaso. Niños que dicen que no les gusta el fútbol porque no son lo suficientemente buenos jugando. Adolescentes y jóvenes universitarios que no se presentan a los exámenes por miedo a suspender.
Cuando una situación nos produce ansiedad, renunciar a enfrentarnos a ella reduce el nivel de ansiedad que sentimos y nos hace sentirnos mejor, al menos a corto plazo. A largo plazo, renunciar a posibles fracasos nos limita como personas y bloquea nuestro desarrollo personal y profesional.
«No soy capaz de estudiar todos los temas» «No tengo tiempo» «Me van a suspender» «Este profesor me tiene manía» «No soy bueno en esto»
Los pensamientos negativos se encadenan unos a otros y la ansiedad llega a bloquear nuestra capacidad de pensar con claridad. Si abandonamos, en principio nos sentimos mucho mejor. Después se buscan argumentos para convencernos a nosotros mismos de que hemos hecho bien abandonando.
La ansiedad es una emoción que nos ayuda a estar alertas en la vida diaria y que nos permite afrontar los desafíos que la vida nos presenta. Sin embargo, cuando la ansiedad es excesiva y llega a bloquear nuestra capacidad de enfrentarnos a la vida normal tiene que ser tratada.
Muchos niños y adolescentes superdotados y de altas capacidades abandonan sus estudios
Muchos estudiantes superdotados y de altas capacidades abandonan sus estudios porque se bloquean al llegar la época de exámenes, no por falta de capacidad, sino por la ansiedad que les produce el miedo al fracaso. Si no se trata la ansiedad y se ayuda a los chicos a superar sus miedos y a enfrentarse a los exámenes, pueden desarrollarse múltiples patologías asociadas y, finalmente, un sentimiento de profundo fracaso personal por no ser capaces de afrontar los retos.
Los síntomas de la ansiedad ante los retos pueden observarse en varios niveles. El primero es el nivel fisiológico, con taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, palidez, dificultad para respirar, sensación de falta de aire, pulso acelerado. A nivel cognitivo la ansiedad se manifiesta con inseguridad, pérdida de concentración, dispersión del pensamiento, dudas o bloqueo de la memoria, y a nivel conductual con inmovilidad o excesiva hiperactividad, torpeza de movimientos, temblores, tics, tartamudeo y huida de los problemas.
El tratamiento más eficaz es la terapia cognitiva específica para superdotados. Trabajar la autoestima y la motivación, y desarrollar estrategias de afrontamiento que permita abordar el miedo al fracaso puede ser la solución a muchos de los problemas de fracaso escolar de los superdotados.
Carmen Sanz Chacón