En algunas ocasiones, en nuestro centro atendemos a niños, jóvenes y adultos con diagnósticos erróneos, algo que ha desembocado en una sobremedicación innecesaria. Uno de los falsos diagnósticos más frecuentes es la confusión entre el Trastorno del Espectro Autista y las Altas Capacidades, concretamente entre el Autismo de Alto Funcionamiento (Anteriormente Síndrome de Asperger) y la falta de habilidades sociales y/o problemas de comunicación de las personas con altas capacidades.
En la última edición del DSM (DSM-V) se agruparon el Trastorno autista, el Síndrome de Asperger y el Trastorno no especificado del desarrollo, dentro de los TEA, Trastornos del Espectro Autista, metiendo en el mismo saco a los niños con alto cociente intelectual y problemas de comunicación o socialización, con aquellos niños con grave discapacidad por trastorno del desarrollo o con Síndrome de Asperger.
Según el DSM-V el Trastorno del Espectro Autista implica
- Déficit de forma persistente en la comunicación social y en la interacción social, que se observan en acercamientos sociales diferentes.
- Fracaso en las interacciones sociales, así como falta de intereses, emociones o afectos compartidos.
- Las deficiencias en la comunicación también pasan por problemas en el contacto visual, lenguaje corporal, problemas en la expresión no verbal y en la comprensión del lenguaje no verbal del otro.
- Los problemas en las relaciones sociales afectan a la dificultad para compartir juegos, hacer amigos, adaptarse a las diferentes situaciones sociales, o llegar a sentir falta de interés por otras personas.
Asimismo, los niños con altas capacidades tienen un desarrollo intelectual que no tiene por qué entrar en correlación directa con su edad cronológica, lo que conocemos como Disincronía afectivo-intelectual, por lo que, incluso desde la guardería, pueden encontrar dificultades para una comunicación normal con sus compañeros de clase, lo que podría desembocar en problemas en el desarrollo de sus capacidades de socialización.
Disincronía Afectivo-intelectual en las altas capacidades
En este sentido, un niño de tres años con altas capacidades puede ser capaz de hablar correctamente, con un vocabulario avanzado para su edad, y en muchos casos podrá leer, escribir o ser capaz de contar hasta cien o entender perfectamente la base conceptual de las operaciones matemáticas más simples, como sumar y restar. Asimismo, puede tener intereses muy diferentes a los de sus compañeros, no comprendiendo que no sepan comunicarse como ellos o que no comprendan lo que les está diciendo.
Estos problemas de comunicación con sus iguales pueden llevarles al aislamiento social y a dejar de intentarlo. En estos casos, resulta habitual el rechazo por parte de sus compañeros, quienes observan sus capacidades o intereses como verdaderas rarezas, llegando a extremos como el acoso escolar.
Además, en un entorno hostil, rodeado de compañeros que no les entienden, con un nivel de tareas muy por debajo de sus capacidades, junto a otros muchos problemas que pueden surgir en los niños con altas capacidades, pueden llegar a bloquear sus capacidades de comunicación y de aprendizaje, llegando a simular que saben mucho menos de lo que saben para no llamar la atención de sus pares.
Asimismo, los niños con altas capacidades suelen mostrar interés por diferentes temas, así como utilizar un vocabulario y un nivel de razonamiento extraordinario. Este desarrollo asincrónico a veces también llega a producir un retraso en el habla que también se puede confundir con el TEA.
Autismo de Alto Funcionamiento (Asperger) y Altas Capacidades
Características comunes del Autismo de Alto Funcionamiento (Asperger) con las Altas Capacidades
Los niños con diagnóstico de lo que anteriormente se denominaba Síndrome de Asperger y los niños con altas capacidades tienen características en común:
- Asincronía entre el desarrollo intelectual y el emocional y social.
- Memoria extraordinaria y desarrollo precoz del habla.
- Intereses muy específicos y originales.
- Rendimiento extraordinario en algunas tareas o habilidades concretas.
- Focalización de la atención en los temas que les interesan que se puede confundir con problemas de atención para otros temas.
- Sentidos muy desarrollados con hipersensibilidad al ruido, a las luces fuertes, al contacto con telas o etiquetas.
Diferencias del Autismo de Alto Funcionamiento con las Altas Capacidades
Pero también, los niños con altas capacidades son muy diferentes en otros aspectos:
Conciencia de sus problemas de comunicación y empatía.
Los niños con altas capacidades sí son conscientes de sus problemas de comunicación y de sus problemas en las relaciones sociales. Cuando se relacionan con niños como ellos u otras personas con las que sí pueden compartir intereses y razonamiento sí expresan empatía y pueden relacionarse de forma adecuada.
Los niños con síndrome de Asperger tienen más dificultades para entender las emociones de sus compañeros y generalmente no son conscientes de la opinión que los demás tienen de ellos ni de su propia adaptación social. Los niños con síndrome de Asperger no percibirán que los demás consideran sus comportamientos como extraños o excéntricos, o que están haciendo algo que se aleja de lo que el resto consideraría la “normalidad” (Webb et al., 2005).
Los niños con síndrome de Asperger no suelen expresar emociones que se ajustan a lo que sería esperable según la situación en la que se encuentran y pueden sentir angustia o ansiedad extremas en situaciones bajo las cuales la mayoría de personas no considerarían angustiosas, así como mostrar emociones y conductas poco ajustadas como por ejemplo reírse en situaciones en las que no es una respuesta apropiada.
Un niño con altas capacidades o superdotado tímido o introvertido puede ser fácilmente confundido con un niño con síndrome de Asperger por la dificultad en la interacción social. Debemos tener en cuenta que, si este es el caso, en el momento en el que el niño gane confianza con la persona y comience a soltarse, va a lograr perder parte de esa timidez y mostrar comportamientos sociales más ajustados que un niño con síndrome de Asperger no va a poder producir, independientemente del tiempo que pase con su interlocutor y la confianza que tengan (Webb et al., 2005).
Además, la forma de hablar y comunicarse en ambos casos suele ser muy diferente. Un niño superdotado es capaz de transmitir su interés e información con respecto a un tema con gran emotividad y alegría, incluso con discursos muy largos y datos extraordinarios. Su entonación, vocabulario y tipo de discurso suele asemejarse más al de un adulto que al de un niño de su edad. Además, suelen tener un gran sentido del humor, caracterizado por bromas y giros en el lenguaje. Los niños superdotados no suelen tener dificultades a la hora de entender y de participar en el sentido del humor y las bromas o chistes convencionales.
En cambio, el tono de un niño con síndrome de Asperger tiende a ser plano, mostrando un discurso con menor emotividad y, además, con mayores dificultades para recibir las señales por parte de sus interlocutores de que el discurso está siendo largo o aburrido para ellos, de modo que puede continuar con él sea cual sea la respuesta del otro. En muchos casos no entienden el sentido del humor de otras personas o aspectos en el lenguaje que no sean puramente literales. Suelen tener unas dificultades más acusadas a la hora de entender el humor de los demás, y no suelen comprender las bromas o los chistes, de modo que no les hace gracia lo que la mayor parte de la población consideraría divertido o gracioso (De Iudicibus, 2011).
Los niños con síndrome de Asperger suelen presentar especial dificultad a la hora de generalizar un aprendizaje a otros contextos o situaciones. En cambio, los niños superdotados sin síndrome de Asperger no tienen dificultades a la hora de generalizar un aprendizaje o de utilizar el pensamiento abstracto.
También existen diferencias en cuanto a los problemas de atención. En el caso de los niños superdotados, la falta de atención viene dada por la falta de interés hacia la información que ellos consideran aburrida e irrelevante y están pendientes de otros estímulos del exterior que les generan distracción. Los niños con síndrome de Asperger, en cambio, suelen atender más a sus propios estímulos internos, más que a los externos. Esto hace que la atención a las explicaciones o las tareas en la clase se vea disminuida debido a la atención que están prestando a su “mundo interior” (Neihart, 2000).
A pesar de que en algunos casos los niños superdotados pueden tener ciertas dificultades motoras o torpeza por su gran hiperactividad mental. Sin embargo, los niños con síndrome de Asperger suelen presentar un tipo de conductas motoras que no pueden controlar o de las que no son conscientes.
En este sentido, desde nuestra clínica entendemos que la identificación de las altas capacidades debe ser una prioridad para evitar las consecuencias de un diagnóstico erróneo.
La Doble excepcionalidad y las Altas Capacidades
Se habla de doble excepcionalidad cuando la persona presenta altas capacidades intelectuales conjuntamente con algún tipo de trastorno (Álvarez-Cárdenas et al., 2019). En estos casos se hace más difícil realizar una correcta identificación, así como de proporcionar las medidas educativas necesarias.
En algunos casos, el trastorno del espectro del autismo puede darse con un cociente intelectual extraordinariamente alto. En muchos casos la propia superdotación es erróneamente identificada como lo que anteriormente se conocía como síndrome de Asperger por las propias características que poseen por lo general los niños superdotados, realizando un mal diagnóstico y por tanto una intervención errónea.
Por otro lado, en los casos en los que el niño presenta un trastorno del espectro del autismo y, además, es superdotado, corre el riesgo de que solo una de estas dos características sea identificada. Si solo se atiende a las dificultades propias del trastorno del espectro del autismo, no se van a realizar las adaptaciones curriculares que el niño necesita por el hecho de tener un cociente intelectual superior al del resto de sus compañeros.
En caso de dudas antes de emitir un diagnóstico erróneo o inducir a los responsables de un menor a buscar ayuda por TEA, solicitar una valoración intelectual y emocional completa para valorar si existe falta de adaptación por altas capacidades intelectuales, con o sin Síndrome de Asperger.
En los trastornos del espectro autista se observan:
- Problemas que afectan a la interacción social y recíproca.
- Problemas con la comunicación verbal y no verbal.
- Preferencia de intereses o actividades repetitivas, solitarias y estereotipadas.
- Prefieren actividades rutinarias y baja tolerancia a los cambios.
Cuando se habla de Autismo de Alto Funcionamiento a lo anterior se une:
- No hay retraso en la adquisición del lenguaje.
- No hay disminución de la capacidad intelectual.
- Memoria extraordinaria e interés por temas muy específicos.
Diferencias con los niños con altas capacidades:
- Los niños con altas capacidades manifiestan gran empatía y sentido del humor.
- Los problemas en las relaciones sociales suelen darse con niños de su misma edad, pero no con niños mayores, con otros niños con altas capacidades o con adultos.
- Le gustan las cosas nuevas, le molestan las actividades rutinarias.
- Su comportamiento social no es extraño, es más maduro de lo normal para su edad.
Referencias:
- Álvarez-Cárdenas, F., Peñaherrera-Vélez, M. J., Arévalo-Proaño, C., Dávila, Y., y Vélez-Calvo, X. (2019). Altas capacidades y TDAH: una doble excepcionalidad poco abordada. International Journal of Developmental and Educational Psychology., 5(1), 417-428. https://doi.org/10.17060/ijodaep.2019.n1.v5.1621
- American Psychiatric Association. (1988) DSM-III-R. Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales. Editorial Masson.
- American Psychiatric Association. (1994) Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4th Edition.
- American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (Quinta edición). Editorial Médica Panamericana.
- Asperger, H. (1991). Autistic psychopathy in childhood. En U. Frith (Ed.), Autism and Asperger syndrome (pp. 37-92). Cambridge University Press.
- Attwood, T. (2007). The Complete Guide to Asperger’s Syndrome. Jessica Kingsley Publisher.
- Cappadocia, M.C., Weiss, J.A., y Pepler, D. (2012). Bullying Experiences Among Children and Youth with Autism Spectrum Disorders. Journal of Autism and Developmental Disorders, 42, 266–277.
- De Iudicibus, L. (2011). Trastornos generalizados del desarrollo. Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, 17(1), 5-41.