Inteligencia y Felicidad

¿La Inteligencia nos hace más felices? ¿Alto CI = Felicidad? La respuesta más rápida que se nos ocurre es que no, que a veces nos gustaría ser un poco menos inteligentes para disfrutar más de las cosas buenas de la vida, de forma sencilla, y sin estar buscando siempre ese algo más que caracteriza a las personas muy inteligentes.

Por una parte la Inteligencia nos abre un millón de puertas para investigar, para realizar actividades nuevas con muchas más posibilidades de triunfar en ellas, para estar siempre aprendiendo (que es una de las cosas más gratificantes que podemos hacer los seres humanos), para enseñar (si la paciencia nos acompaña) y, en definitiva, para comprender mejor lo que ocurre a nuestro alrededor.

Pero, por otra parte, también es el arma más peligrosa que poseemos para alejarnos de los caminos comunes, de aquello que habitualmente se conoce como «hacer lo adecuado», y que a menudo suele ser mayor garantía de éxito en la sociedad y en la vida, en todos los sentidos, que la exploración y descubrimiento de nuevas formas de hacer.

Así nos encontramos a adultos superdotados con unas excelentes relaciones familiares, y con un número importante de amigos con los que comparten su vida con generosidad y buen humor, pero con graves problemas para someterse a la disciplina de un trabajo por cuenta ajena a las órdenes de un jefe con menos luces que ellos mismos.

Inteligencia y Felicidad

También nos podemos encontrar a excelentes trabajadores, muy buenos en su campo, que cumplen religiosamente con sus obligaciones laborales y dan, muy a menudo, mucho más de lo que se espera de ellos en ese terreno, pero que luego tienen graves problemas en las relaciones personales, con dificultades para encontrar y mantener una pareja estable y/o amigos fuera del ámbito laboral que se adapten a «sus manías» y a su forma de implicarse en sus propios proyectos personales.

¿La inteligencia nos hace felices?

Si para ser felices, como seres sociables que somos, necesitamos sentirnos integrados en una familia, un grupo de amigos y sentirnos útiles en la sociedad, ser un superdotado no es ninguna garantía para la felicidad, sino que, por el contrario, debemos luchar para encontrar la felicidad, para ser felices, a pesar de ser superdotados.

Como ejemplos de vidas irregulares, apasionadas y no excesivamente afortunadas en el ámbito personal, tenemos a muchos de los grandes genios de la historia: Albert Einstein, Pablo Picasso, Johann Wolfgang von Goethe, Friedrich Nietzsche, Wolfgang Amadeus Mozart… famosos por sus grandes aportaciones a la humanidad, pero también por sus tempestuosas vidas familiares y sociales.

Si sospecha que su hijo o usted mismo es Superdotado o tiene altas capacidades nuestro primer consejo es asegurarse, Solicitar una cita con nuestro Gabinete de Expertos en Superdotación y Altas Capacidades en el 914317061 (Madrid, España) y salir de dudas.

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