Muchos de los ingenieros, informáticos, abogados, médicos, y profesionales de todo tipo en nuestras empresas son superdotados, aunque ellos mismos no lo saben.
Son magníficos en su desempeño profesional, muy inteligentes, creativos, trabajadores y muy responsables. El cerebro de un superdotado piensa más rápido que un cerebro normal, almacena más cantidad de información y la combina también más rápido, lo que fomenta la creatividad.
Cuando realizo pruebas de memoria a los superdotados en nuestra consulta de El Mundo del Superdotado compruebo repetidamente que su memoria también es excepcional, con percentiles similares a los de su nivel intelectual. Por ello, es fácil deducir que no solamente pensamos más rápido, sino que también almacenamos más información y el conjunto de ambos factores facilita la creatividad.
Por otra parte, los superdotados somos hiperactivos mentales en general, lo que implica que nuestro cerebro nos exige estar permanentemente ocupados en algún tipo de actividad. Algunos pacientes me dicen que les gustaría poder desconectar «ese molinete que nunca para», tanto, que hasta les impide dormir bien porque su cerebro tiende a evadirse por sí mismo. Otros me hablan de pensamiento arborescente, «empiezo con una idea y mi cerebro se va por las ramas, me cuesta concentrarme en algo concreto si no me interesa, pero cuando me interesa me obsesiono demasiado».
Ser hiperactivos mentales, con necesidad de tener siempre la mente ocupada, en los niños supone que necesitan estar siempre entretenidos con alguna cosa nueva, para desesperación de sus padres. En los adultos implica que cuando algo nos interesa de verdad podemos dedicarle muchas horas al día sin esfuerzo y sin cansancio aparente, incluso llegando a niveles de dedicación que pueden rozar la obsesión, para preocupación y desesperación de nuestros amigos y familiares. «Déjale, ahora está con un nuevo proyecto y ya no tiene tiempo para nadie…».
Pensamos más rápido, somos más creativos y nuestras horas de dedicación, si algo nos interesa mucho, pueden llegar a ser el doble de lo habitual. Por eso, cuando un superdotado se siente bien, se siente reconocido y aceptado en su ámbito laboral, su rendimiento puede llegar a ser extraordinariamente efectivo para cualquier empresa.
Problemas de relación
Pero no todo es perfecto. Ese mismo superdotado puede tener problemas para relacionarse de forma adecuada con sus compañeros, para trabajar en equipo, e incluso para enfrentarse a las bromas y a las críticas habituales en un entorno de trabajo. También puede ser muy tímido y tener grandes problemas para hablar en público. En ese caso tenemos una persona con un talento extraordinario que necesita apoyo para desarrollar al máximo sus cualidades.
A nuestra consulta nos llegan muchos niños con altas capacidades para valoración, adolescentes con problemas de fracaso escolar y problemas de acoso escolar, pero el cincuenta por ciento de nuestros pacientes son adultos superdotados, con éxito profesional en muchos casos, pero también con graves problemas de integración en su ámbito laboral por falta de habilidades sociales, lo que les dificulta acceder a puestos de mayor responsabilidad o con mayor autonomía.
Las empresas inteligentes deberían ser capaces de identificar a los superdotados en sus plantillas y de ofrecerles el asesoramiento o coaching personal adecuado para desarrollar todo su potencial. Este es uno de los objetivos de nuestra organización El Mundo del Superdotado cuando desarrollamos el Método Darwin.
Un adulto superdotado, con una inteligencia y una memoria excepcional, buenas habilidades sociales, buena autoestima y confianza en sí mismo puede, y debe, contribuir positivamente con su capacidad de liderazgo al desarrollo de nuestra sociedad. Identificarles es responsabilidad de las empresas, pero también es responsabilidad de los propios superdotados crecer y desarrollarse emocionalmente para conseguir sus objetivos.
Carmen Sanz Chacón