En nuestro país es habitual abusar de los deberes para casa. Basta con participar en cualquier foro de padres para escuchar las reiteradas quejas sobre la cantidad de deberes que los niños tienen que hacer cada día. Deberes que les obligan a trabajar varias horas después del horario escolar para seguir el ritmo de la clase.
Los deberes no deberían ser necesarios cuando los niños ya pasan gran parte de la jornada en la escuela. El trabajador medio dedica una parte de la jornada a su trabajo y después puede desconectar y disfrutar del tiempo de ocio. Los chicos no tienen tanta suerte. Después de horas y horas en clase, siempre tienen deberes y deberes a los que tienen que dedicar más tiempo en su casa por la tarde, además de las horas de estudio imprescindibles para preparar sus exámenes.
Un niño superdotado que no ha sido acelerado de curso suele carecer de motivación para asistir a clase y las actividades del día a día, por obvias, le resultan aburridas. Si además, le obligamos a repetir por sistema las mismas actividades en su hogar, es lógico que se rebelen y se nieguen. Muchas madres nos cuentan en consulta que los deberes de cada día son un auténtico calvario para toda la familia, los niños no quieren hacerlos y los padres tienen que ponerse mano a mano con ellos para que terminen sus tareas a tiempo, acabando con el tiempo justo para cenar e irse a la cama. Así, todos los días.
La demostivación de muchos superdotados a causa de los deberes
Algunos profesores entienden que por «ser superdotados», lo que estos niños necesitan es más trabajo, y así, en lugar de una cuartilla de sumas, reciben dos de lo mismo. Esto lo he visto en mi propia familia. Como son más capaces: más trabajo, más deberes, más de lo mismo, más aburrimiento y más desmotivación para asistir a clase y cumplir con lo que se espera de ellos.
Durante la educación infantil y primaria los deberes no deberían existir. De hecho, en los países más avanzados en educación, como Finlandia, apenas existen las tareas para casa durante esta etapa y, sin embargo, sus resultados en el Informe PISA son excelentes. En educación secundaria los deberes tampoco deberían suponer más de una hora diaria para los chicos, incluyendo las horas de estudio de todas las asignaturas. Lo que implicaría una mejor organización del horario escolar y de las diferentes asignaturas, pero el rendimiento de los chicos y su motivación serían mucho más altos y, por lo tanto, mejorarían sus resultados.
Sobrecargar a los chicos de trabajo no favorece el rendimiento escolar, y en el caso de los superdotados es la mejor forma de aumentar su desmotivación y actitud negativa hacia el colegio y los profesores. Aceleración de curso para las altas capacidades, trabajo por proyectos y no tener que asumir tareas repetitivas para casa son las medidas más adecuadas para un niño superdotado durante la educación primaria. Además, en secundaria es necesario que el equipo de profesores les ayude a planificar y organizar sus horas de estudio para que puedan enfrentarse con éxito y motivación a los exámenes.